Días de Pesca

Viaje a Argentina 2010

 El viaje: Evaluación global
Río Rivadavia. Reponiendo fuerzas. Ha sido un viaje largo, intenso, y estoy seguro que Jesús Lamberto coincidirá conmigo en que ha sido totalmente exitoso.
Doce horas diarias de pesca solo interrumpidas por poco más de media hora para la comida, han dado para mucho: pesca, pesca, pesca, buena gente, un medio natural impresionante, anécdotas, buena comida, y todo hay que decirlo: aunque a Jesús y a mí no nos quita el sueño el buen beber, cada día al regresar a casa después "del duro trabajo", aquella bendita cerveza argentina nos parecía lisa y llanamente sobrenatural.

Y es obligado reconocer que el éxito del viaje es inseparable del compañero que felizmente me ha tocado en suerte: Jesús Lamberto, un tipo estupendo, compañero de viaje extraordinario, y responsable de muchas de las buenas cosas ocurridas en el viaje.

Todo. Todo bueno, con alguna pequeña sombra que luego explico, y que a buen seguro el buen tiempo se encargará de reparar el próximo año.
Hasta aquí la impresión general. Los detalles están organizados del modo siguiente:

  • Por qué Argentina
  • Los preparativos
  • El viaje
  • La pesca, mucho mejor con Guía
  • Las anécdotas
    • Nunca te olvidaré Fontinalis
    • Por las dudas
    • Río Futaleufú: Las truchas de 30
  • Los números: Euros, Truchas y otros 
  • Planes para el futuro

 


Por qué Argentina
Río Futaleufú. Explosión de colorDesde hace tiempo venía rumiando la idea. Seguramente fue Guy Roques el primero en contagiarme su entusiasmo por la Patagonia Argentina: un medio natural fantástico debido entre otras cosas a la escasa población: 2 habitantes/Km cuadrado de promedio en la zona, y si descontamos la población de las ciudades próximas la cosa se queda en mucho menos, o sea casi nada. Y en medio de esta casi inexistente presencia humana, una cantidad y calidad de ríos incomparable.
Si a esto se añade que cada vez que Guy nos contaba sus aventuras por aquellas tierras, con aquel aire solemne, convencido, casi autoritario, y nos hablaba del Futaleufú -Río Grande- (para él además "El Río mítico", "imprescindible en su vida"), y de aquella foto que le había hecho Lucía, su mujer, y de aquella gran trucha que pescó desde su bote, y de esto y aquello . . . mi creciente interés derivaba hacia la fascinación.

Y he aquí que en una de éstas me entero de que Jesús Lamberto estaba ya planeando viajar solo a Argentina, a pescar "en el río querido de Guy". Así que, sin más, le propuse acompañarle, él estuvo de acuerdo, y el asunto quedó decidido.

Río Futaleufú. Guy Roques con Jesús Lamberto y Pepe Arbildi Jesús Lamberto en el Río Futaleufú. Guy y José Luis

 


 

Los preparativos
Todo fue muy fácil: Como la logística del viaje era más que conocida para Jesús, puesto que había hecho ese mismo viaje los últimos cuatro años, solo hubo que concretar las fechas de nuestra estancia en Argentina e informar de las mismas a José Luis, nuestro guía Argentino, que además nos proporcionaría la cabaña para el alojamiento.
Todo esto quedo ya resuelto un par de meses antes del viaje. Y como el clima Argentino no planteaba diferencias notorias respecto a lo conocido aquí, la indumentaria de pesca no precisaba cambios de importancia.
Eso sí, puesto que íbamos a pescar sin tregua durante 18 días, en esos dos meses que nos quedaban nos aplicamos en reforzar nuestro stock de moscas: unas 300 ninfas extra a cargo de Jesús, y unos 150 streamers a mi cuenta.

El viaje
Y llegó el momento: Viaje en coche a Madrid en la tarde del día 5/Feb, avión hasta Buenos Aires, transbordo al aeropuerto de vuelos nacionales y avión hasta Esquel. Allí nos esperaba Carola, esposa de José Luis (nuestro guía), que nos condujo en coche hasta nuestro campamento base. Esto era en Trevelín, localidad de unos 10.000 habitantes sita en la provincia de Chubut, a unos 300 Km al sur de San Carlos de Bariloche, muy cerca de la cordillera de los Andes y de la frontera con Chile.

Eran las 4 de la tarde cuando llegamos. En total unas 20 horas, entre viajes en coche, avión, y esperas en los aeropuertos.

Punto A: Situación de nuestro campamento base en Trevelín


 

La pesca, mucho mejor con Guía
Río Futaleufú: Aguas cristalinas y nieve en las montañasAl menos en tres o cuatro ocasiones, Guy me había enseñado fotografías del río Futaleufú (Río Grande). Recuerdo algunas de ellas con el ancho río azul y las nevadas montañas al fondo. Jesús también me había hablado varias veces sobre lo mismo con un entusiasmo contagioso: "¿Te imaginas en mangas de camisa, pescando en aquellos ríos de aguas cristalinas, y con la nieve al fondo en las montañas?".
No hubo muchos días para pescar en mangas de camisa, es cierto, pero fuera con lluvia o con sol, siempre teníamos a la vista la misma y extraordinaria panorámica: ríos de aguas cristalinas, nieve en las montañas y peces, muchos peces. Luego había que pescarlos, claro, y eso en ocasiones era harto difícil, pero los peces estaban allí. En el río Rivadavia por ejemplo, había zonas de río con peces a la vista y digamos, 30 peces en 100 metros cuadrados más o menos.

Hasta aquí lo bueno –que era muchísimo- pero también hubo una importante dificultad que superar, ya que los días anteriores había llovido muchísimo y los ríos bajaban muy altos. Cuando llegamos, el nivel del río Futaleufú por ejemplo, era metro y medio superior al normal por aquellas fechas, y cuando nos fuimos todavía estaba unos ochenta cm por encima del nivel normal en el verano argentino. En cuanto a los demás ríos que pescamos, todos, aunque en menor medida, estaban también con caudales superiores a los habituales.

Ésta fue realmente la sombra, la nota negativa del viaje, ya que nos privó de pescar a seca y ninfa en muchas posturas del río que ahora quedaban desdibujadas, aplanadas por la crecida. Así que, parafraseando aquello de "siempre nos quedará París" de la película Casablanca, Jesús y yo recurrimos frecuentemente al "siempre quedará el streamer", que nos salvó honrosamente de muchas situaciones complicadas que al final se convirtieron en más que satisfactorias.

Jesús Lamberto con José Luis (nuestro Guía) Río Arroyo pescado. Pepe Arbildi con una perca patagónica. Río Arroyo pescado. Jesús Lamberto con una Perca Patagónica. Nuestro Guía en el impresionante escenario del Río Futaleufú

Y para quienes planeen pescar en aquellas tierras no estará de más comentar un aspecto muy importante a tener en cuenta, que es la dificultad que existe para acceder a las orillas de los ríos en Argentina, dado que las vías de comunicación son escasas y muy malas, y a eso hay que añadir que los pocos caminos existentes de acceso a los ríos están plagados de vallas, alambradas, etc. que hacen necesario contar con el permisos de los dueños correspondientes para poder franquearlas. Así las cosas, a menos que se disponga de información muy precisa sobre dónde y cómo desplazarse a las zonas de pesca, el único modo de hacerlo con garantías de éxito es contar con un guía experto que disponga de los medios adecuados: lancha o bote para moverse por el cauce, o que tenga los permisos de acceso pertinentes. Jugar a la improvisación a este respecto puede resultar frustrante, y finalmente más caro.
En nuestro caso, este asunto estaba resuelto a la perfección ya que el guía era además dueño de la cabaña en la que nos alojábamos (por cierto, mucho mejor de lo que yo esperaba) y de la "Parrilla-restaurante" próxima a nuestra casa.


Las anécdotas:

Nunca te olvidaré Fontinalis
Paisaje junto al Río CorcovadoEl río Corcovado es otro de los "grandes" ríos de la Patagonia, no por su caudal, sino por el tamaño y la diversidad de sus peces: grandes truchas, salmones y salvelinos principalmente. Nace en el puente donde desagua el lago Vintter, a unos 120 km al sur de Trevelín. Para llegar allí hay que soportar más de 80 km de carreteras de ripio, aquí polvorientas, allá pedregosas, y con muchas, muchas curvas. Un viaje poco sugerente, si no fuera por el paisaje, bellísimo, y por el río.

Nos llevó más de dos horas llegar desde Trevelín hasta el nacimiento del río, punto al que llegamos a eso de las 11 de la mañana.
Saludamos al guarda que casualmente se encontraba allí, y después de la pertinente revisión de los permisos de pesca, José Luis nuestro guía, nos condujo en su 4 x 4 un par de kilómetros río abajo, atravesando fincas particulares por los lugares previamente pactados por nuestro guía con los dueños correspondientes.
El río, que bajaba alto (unos 60 cm por encima de su nivel normal y con escasa actividad de los peces en los últimos días según el guarda), era espectacular: de aguas absolutamente cristalinas de color azul o verde esmeralda, lleno de curvas, rio-corcovadopozos profundos, pequeñas islas y recodos, que de inmediato nos hizo olvidar las incomodidades del viaje.Nos separamos un centenar de metros y empezamos a pescar.
Primero lo tanteamos a ninfa durante un rato, sin resultado, y enseguida probamos suerte con el streamer. Media hora después Jesús ya había pescado un precioso salvelino de 58 cm y aún tuvo otro pez más que no pudo llevarlo a la sacadera. Yo por mi parte no había tocado ni un solo pez, y como en las dos o tres horas siguientes no tuvimos ni una sola picada más, la cosa se estaba poniendo bastante fea. Eran ya más de las tres de la tarde y se había levantado un fuerte viento, así que decidimos ir a comer junto al puente, con la idea de pescar después un rato por allí cerca y regresar pronto a nuestra cabaña en Trevelín.

Y dicho y hecho: después de comer probé a pescar en la margen derecha, a pocos metros del puente donde desagua el pantano, pero el viento había arreciado y lo tenía de cara, así que desistí y me fui a la otra orilla. Allí la cosa no estaba mejor porque la espesa vegetación solo permitía efectuar lances paralelos a la orilla, así que empleé unos minutos en probar aquí y allá, hasta que encontré un lugar con un poco de espacio para lanzar.

El río tenía una vena central ancha y profunda con corriente muy fuerte, bastante más suave en la orilla en la que yo me encontraba, y más suave aún en la orilla opuesta. Me gustaba la otra orilla, pero tenía que lanzar a unos 18 ó 20 m para llegar hasta donde yo quería, de modo que, después de pensarlo unos segundos, probé a lanzar alto atrás, y luego hacia delante. Al segundo lance, con la ayuda del viento que lo tenía de espaldas, conseguí mi objetivo. Pocos segundos después de que el streamer tocase el agua sentí en mi caña la tensión de la cola de rata empujada por la fuerte corriente de la zona central del río, que tiraba del resto de la línea con el streamer en su extremo. Solté 2 ó 3 metros más de línea para permitir que el streamer bajase más hacia el fondo y enseguida noté la tensión extra del final de la cola de rata enderezándose hasta alinearse con el resto.

Salvelinus Fontinalis. Río CorcovadoY de pronto, ¡Tac! un tirón seco, brutal, seguido de una vibración que a mí me pareció un terremoto.
Me puse tenso, concentrado, tratando de adivinar lo que pasaba al otro lado de la línea, e instintivamente asenté con fuerza mis pies en el fondo del río. Era un pez, sin duda, y noté cómo tiraba bravamente corriente abajo. Tiraba muy, muy fuerte, y para aguantar la embestida tuve que soltar unos cuantos metros más de línea. Me pareció notar que los tirones cambiaban de dirección y pensé que el pez habría atravesado la corriente central del río, desplazándose hasta mi orilla. Fuese o no esto cierto, la tensión en la caña era menor y empecé a recoger línea. Tres, cuatro, cinco metros, nuevo tirón del pez, vuelta a soltar línea y a empezar de nuevo. Esto ocurrió tres o cuatro veces más hasta que pude recuperar línea de forma consistente.

Y de repente, dando un salto de más de un metro de altura apareció el pez a unos 10 metros de distancia: un salvelino enorme de 5 ó 6 Kg., todavía con fuerza para repetir el salto otras dos o tres veces más, mientras yo enloquecía de alegría.
Me había mantenido relativamente sereno hasta poco antes, pero ahora estaba ya totalmente cardiaco, y fue más o menos en este punto cuando grité a Jesús y José Luis que estaban a unos 80 m río abajo para que vinieran. Debió contagiarse el pez con mi locura, porque en cuanto vio mi sacadera comenzó a nadar en zigzag dándose revolcones de trayectoria impredecible, y me temí lo peor. Su última estratagema fue tratar de cobijarse bajo unas ramas que había a mi derecha a cuatro o cinco metros río arriba. Lo contuve como pude y, no sé bien cómo, de pronto, sin que yo hiciera nada especial para lograrlo, el pez entró en la sacadera.
Sentí un gran alivio y recuerdo que me quede contemplando el pez por unos segundos saboreando la victoria. Era un pez magnífico que podría El ejemplar en cuestiónmedir unos 80 cm de largo, más o menos. Y mientras estaba yo tratando de precisar el "más o menos", llegó José Luis con su cinta métrica y la cámara de fotos para hacer justicia. El pez midió exactamente 61 cm.
Eso sí, estaba fuerte, todo músculo. Seguramente pesaría unos 3 Kg.
Solo un par de fotos. Lo solté suavemente, con cuidado, como se suelta a un niño para que dé sus primeros pasos, y vi cómo se alejaba lentamente.

Luego ya en casa, repasé y anoté cuidadosamente en mi memoria los recuerdos de aquel día. Había sido la mejor pelea de mi vida con un pez, y pensé:

Nunca te olvidaré Fontinalis.

Por las dudas
"Por las dudas" es una expresión popular argentina, equivalente a por si acaso, o por si las moscas.

Jesús Lamberto con una trucha del Río RivadaviaPescando en el Río Rivadavia, que donde según la creencia popular es uno de los ríos más difíciles para pescar truchas, tuvimos ocasión de comprobar, no solamente que los peces son muy selectivos, sino que además son extraordinariamente vigorosos fuertes.
Así las cosas, "por las dudas", empezamos a pescar a ninfa con hilo de 0,14 porque las truchas eran muy difíciles de engañar, y a continuación, también "por las dudas", nos vimos obligados a aumentar el diámetro hasta 0,18 (nada ortodoxo tratándose de ninfas montadas sobre anzuelo del 22 y más pequeños), porque de otro modo rompían el aparejo, y aún así en ocasiones era insuficiente.
O sea que primero "por las dudas" hilo fino, y luego también "por las dudas" hilo grueso. ¿En qué quedamos?
Tan jodido es Enero como Febrero. Paradojas de la pesca.

Río Futaleufú: Las truchas de 30
dobleteEscribo este artículo porque tengo la razonable certeza de que creéis lo que escribo. De no ser así no me tomaría la molestia de hacerlo. Con la misma lógica os digo que no voy a contar algunas cosas que sé, positivamente, que no las creeríais. Un ejemplo de esto es la fortaleza de las truchas de algunos ríos de la Patagonia argentina. La pelea con una trucha de 30 cm. del río Futaleufú por ejemplo, equivale a lo que puede esperarse con una de 60 cm. de las poquísimas que quedan por aquí.

Ésta es una simple verdad, pero no la cuento porque nadie la va a creer. Lo siento. Quien quiera saberlo tendrá que viajar a aquellas tierras para verlo con sus propios ojos y comprobar dos cosas: La primera, que es absolutamente cierto, y la segunda que tampoco a él le van a creer cuando lo cuente.


Los números: Euros, truchas y otros:
Y estos son los "números" contabilizados por Jesús Lamberto, con el rigor que le caracteriza.

Gastos por persona:
Avión Madrid-Buenos Aires-Esquel y regreso: 1.150 €
Gastos generales (TODOS los demás)             1.980 €
Total gastos por persona:                                    3.130 €

Truchas pescadas:
Jesús Lamberto:
 <21cm         10
   21-25        24
   25-30        33
   30-35        37
   35-40        49
 >40             66
TOTAL      219

Pepe Arbildi:Pepe con una marrón
Yo por mi parte no he llevado control de las truchas pescadas, y los fríos números dirían que he pescado menos que Jesús. Pero estos serían solo números. En pesca, los números son inseparables de la imaginación, por lo que añadiendo a éstos la imaginación necesaria el resultado es:
Más truchas, Más gordas y Más guapas

La cuenta de la vieja
Con los números ciertos de Jesús Lamberto, haciendo la cuenta de la vieja resulta:
Precio promedio/trucha: 14,30 €
Peso promedio/trucha: 0,640 Kg
Precio/Kg trucha 22,33 €

Jesús con una arco iris Salmón Bonita trucha marrón Pepe con una común sentados-en-barca

 


Planes para el futuro
Y como soñar no cuesta dinero, estos son los planes para el próximo viaje:
VOLVER,VOLVER,VOLVER a pescar en los ríos ya conocidos, y si el tiempo lo permite, a seca.
Con el mismo Guía (esto me parece clave para el éxito del viaje)
Explorar los ríos en la comarca de Río Pico
En busca de los grandes peces

Esto será tan pronto como la salud y la cartera lo permitan. ¡A ahorrar tocan!

¡¡¡ A pescar, que se acaba el mundo ¡¡¡


 Panoramas del río Futalefú, para verlo en  tamaño grande, pincha en el cajetín que hay en la fotografía como se vé en la foto de la izquierda, para desplazarte por ella pincha arrastrando con el ratón

Panorama Río Futalefú
Panorama del río Futalefú


 

“Esta entidad ha recibido una ayuda cofinanciada al 100% con recursos REACT UE, a través del Programa Operativo FEDER 2014-2020 de Navarra, a través del Objetivo Específico “OE REACT UE 2. Apoyo a las inversiones que contribuyan a la transición hacia una economía digital” como parte de la respuesta de la Unión a la pandemia de COVID-19”

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